Resumen
Este artículo analiza el papel de la educación como instrumento de ascenso social y seguridad pública en Brasil, con énfasis en el Programa de Trabajo Protegido en la Adolescencia (PTPA). El estudio parte de la premisa de que la educación, aunque históricamente defendida como camino hacia la movilidad social, enfrenta desafíos estructurales que limitan su impacto en territorios vulnerables, donde la violencia y la exclusión escolar son factores determinantes de la desigualdad. Basándose en autores como Florestan Fernandes, Darcy Ribeiro y Paulo Freire, el artículo destaca que la eficacia de la educación depende de las condiciones concretas de acceso y permanencia de los grupos históricamente marginados. El objetivo central del estudio es comprender por qué el PTPA es percibido como una política de seguridad pública por sus beneficiarios, evaluando su relevancia para la protección social y la reducción de la vulnerabilidad juvenil. La investigación cualitativa permite un análisis profundo de las experiencias de los adolescentes atendidos por el programa y sus familias, evidenciando que la intersectorialidad –al integrar educación, calificación profesional y apoyo social– amplía las oportunidades de inclusión social y combate los efectos de la criminalización de la pobreza. Como principal conclusión, el artículo refuerza que iniciativas como el PTPA demuestran el potencial de la intersectorialidad en la formulación de políticas públicas eficaces. Al articular diferentes sectores –educación, seguridad y asistencia social–, el programa no solo previene el abandono escolar y la exposición a la violencia, sino que también crea trayectorias concretas de inclusión productiva. De esta manera, la expansión del PTPA puede representar un modelo para políticas públicas que reconozcan la complejidad de las desigualdades sociales y actúen de manera integrada para promover la ciudadanía y la seguridad en territorios vulnerables.